Siendo los hemangiomas los tumores benignos más frecuentes de la infancia, estos presentan 2 etapas en su evolución. La etapa proliferativa que puede ser muy abrupta provocando gran alarma y ansiedad entre los padres y ser motivo de consulta frecuente buscando un tratamiento precoz y efectivo, y la etapa involutiva en que la lesión comienza a decrecer hasta desaparecer completamente en la gran mayoría de los casos.
Es de común consenso que durante la etapa proliferativa la indicación es la observación clínica en espera del periodo de involución. Existen algunas excepciones en las que se decide iniciar un tratamiento farmacológico con corticoides ya sea sistémico o por inyección intralesional fundamentalmente cuando estas lesiones comprometen la cara, zonas periorificiales, vísceras, entre otras áreas especiales. Actualmente se esta preconizando el uso de propanolol (betabloqueador) como terapia alternativa con resultados muy alentadores, aunque aun no existe seguimiento suficiente como para que reemplaze a la terapia corticoidal. Cuando la terapia farmacologica no tiene respuesta satisfactoria se consideraran otras alternativas terapéuticas como la cirugía, empleo de láser y/o radiología intervencionista.
Existen consideraciones especiales en hemangiomas que comprometen zonas especiales como son la punta nasal, periorbitarios o que comprometen labio (sup /inferior).El hemangioma nasal suele presentarse como una masa tumoral (vascular) que deforma enormemente la punta nasal (nariz de Cirano), que además provoca, un efecto mecánico sobre los cartílagos alares deformandolos e impidiendo su crecimiento lo que desmorona el esqueleto de sostén de la punta nasal. Esto obliga muchas veces tener que colocar injerto de cartílago para darle sostén a la punta nasal, al realizar cirugía reconstructiva. Esta junto a la intención de evitar las burlas al iniciar la etapa escolar, son razones importantes para su resolución precoz (antes del año de edad).
Los hemangiomas que comprometen el labio superior o inferior también requieren de una conducta más agresiva. Estos hemangiomas presentan traumatismo frecuente con la alimentación (en presencia de dientes y con el uso de la cuchara) que se manifiesta con sangramiento, ulceración, dificultad de la movilidad del labio, pérdida de la continuidad labial y la consiguiente dificultad para alimentarse que esto conlleva. En estos casos y ante el fracaso del tratamiento corticoidal se recomienda la resección del hemangioma en forma “intralesional”, reparando el músculo orbicular lo que permite recuperar su función independiente de que se deje un remanente de hemangioma que puede seguir su curso natural hacia la involución.
En el labio inferior se puede presentar ulceración con pérdida de continuidad del labio, lo que provoca alteración funcional importante y mucho dolor. En ambos casos una vez involucionado el hemangioma se podrá resecar el exceso de tejido fibroadiposo, mejorar las características de la piel con láser y regularizar el rojo labial.
En el hemangioma periorbitario que compromete el/los párpados la preocupación estará centrada en el compromiso del campo visual, ya que su oclusión a temprana edad podría significar la pérdida de la visión y /o astigmatismo. El tratamiento sistémico corticoidal o la inyección intralesional en casos justificados será la primera elección. Ante fracaso del tratamiento o lenta respuesta la cirugía puede ser indispensable, siendo el objetivo principal evitar el compromiso funcional de la visión por efecto de masa impidiendo la apertura palpebral u ocupación del campo visual desde el párpado inferior o zona cantal medial.
En el manejo quirúrgico de los hemangiomas de zonas silenciosas se esperará la involución espontánea y su manejo quirúrgico deberá regirse por los principios básicos de la cirugía plástica utilizando técnicas de reconstrucción dependientes de la extensión y ubicación de las lesiones, respetando unidades estéticas y considerando que la piel comprometida presenta características cicatrízales (más delgada, diferente color y textura). Se debe considerar la utilización de procedimientos complementarios tales como láser, despigmentación, etc., generalmente de resorte dermatológico.
Los hemangiomas que comprometen el cuero cabelludo se convertirán en zonas alopécicas que frecuentemente requieren la rotación de colgajos locales con o sin la utilización de expansores de piel.
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